El caligrama, que proviene del francés “calligramme” es un poema visual en el que las palabras "dibujan" o conforman un personaje, un animal, un paisaje o cualquier objeto imaginable. Sus orígenes se remontan a la antigüedad, y se conservan en forma escrita desde el periodo helenísticos griego, pero fue Guillaume Apollinaire, poeta vanguardista, el que puso de moda los poemas visuales en el siglo XX. La influencia de este autor en la poesía posterior a 1918 supuso al creación de numerosos ejemplos de poemas visuales en diversas lenguas y culturas.
¿Cómo lo realizamos?
Para crear un caligrama tenemos que partir de una idea, una palabra, una expresión o un objeto que habrá que transformar primero en imagen y después en poesía. El punto de partida será el dibujo escogido sobre el papel que represente la idea original, para después escribir un poema siguiendo el contorno del mismo o llenando su perfil de modo que los versos no sobrepasen los bordes fijados por el dibujo.
La última operación consistirá en borrar los trazos de lápiz con el que se fijaron los contornos del dibujo para dejar visibles las palabras y los versos que conforman el caligrama.
Para crear un caligrama tenemos que partir de una idea, una palabra, una expresión o un objeto que habrá que transformar primero en imagen y después en poesía. El punto de partida será el dibujo escogido sobre el papel que represente la idea original, para después escribir un poema siguiendo el contorno del mismo o llenando su perfil de modo que los versos no sobrepasen los bordes fijados por el dibujo.
La última operación consistirá en borrar los trazos de lápiz con el que se fijaron los contornos del dibujo para dejar visibles las palabras y los versos que conforman el caligrama.
Ejemplos de caligramas
El caligrama conocido como “el huevo” de Simmias de Rodas, se lee alternando los versos del principio con los del final: tras el primero iba el último, después el segundo el penúltimo, y así sucesivamente hasta terminar el verso central.
Gata y espejo: todas las tardecitas, mi gata mira, sentada en la ventana, a su nueva amiga. Pero ella no imagina que hay un espejo, ni sabe que esa gata…es su reflejo.
Un pez cegado de luna: el cielo dibuja, enorme, una luna bien redonda. Tiembla en el mar su reflejo. Tiritan frescas las olas. Y un pez, cegado de luna, del reflejo se enamora.
Texto que se encoge de Guillermo Cabrera Infante
Elevador
Triángulo armónico de Vicente Huidobro
Caligramas digitales
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